Debunking Myths: Working with Organic Fabric

Desacreditando mitos: trabajar con telas orgánicas

En los últimos años, ha habido un aumento del interés en alternativas sostenibles y ecológicas en diversas industrias, incluidas la moda y los textiles. Como resultado, los tejidos orgánicos han ganado una atención significativa por sus beneficios ambientales. Sin embargo, con este creciente interés viene un error común: trabajar con tejidos orgánicos es más desafiante que con tejidos convencionales. Las preocupaciones sobre la textura, el peso y el manejo a menudo disuaden a los diseñadores y artesanos de incorporar materiales orgánicos en sus creaciones. Pero ¿son estas preocupaciones válidas o son simplemente mitos perpetuados por la desinformación? ¡Quiero profundizar en este tema y desacreditar algunos de estos conceptos erróneos!

Textura y sensación

Una de las principales preocupaciones con respecto a las telas orgánicas es su textura y tacto en comparación con las telas convencionales. Algunos creen que las fibras orgánicas pueden resultar más ásperas o menos refinadas, lo que las hace más difíciles de trabajar.

Los tejidos orgánicos, que se obtienen a partir de fuentes naturales como el algodón, el lino o el cáñamo orgánicos, suelen pasar por los mismos procesos básicos que sus homólogos convencionales durante su fabricación. Esto significa que, con las técnicas adecuadas de procesamiento y acabado, los tejidos orgánicos pueden ser tan suaves, lisos y lujosos como sus homólogos no orgánicos. (¡Hola, Birch Fabrics!)

Si bien hay algunas telas orgánicas mínimamente procesadas (de textura áspera) disponibles, serán ofrecidas por artesanos en pequeña escala, no por tiendas de colchas.

Peso y durabilidad

Otra preocupación que suele surgir sobre los tejidos orgánicos es su peso y durabilidad. A algunos les preocupa que las fibras orgánicas puedan ser más débiles o menos resistentes que las fibras cultivadas de manera convencional, lo que genera problemas como desgarros o estiramientos durante el proceso de confección.

Si bien es cierto que las fibras orgánicas pueden diferir ligeramente en características en comparación con sus contrapartes convencionales, esto no se traduce en una calidad o rendimiento inferior. El algodón orgánico, por ejemplo, se somete a estrictas normas de certificación que garantizan que cumple con criterios específicos de sostenibilidad ambiental y responsabilidad social. Estas normas también abarcan aspectos relacionados con la resistencia y durabilidad de la fibra, lo que garantiza que los tejidos orgánicos sean de alta calidad y puedan soportar el desgaste habitual.

Además, el peso y el grosor de los tejidos orgánicos pueden variar en función de factores como el tipo de fibra, el tejido y los procesos de acabado empleados. Los diseñadores tienen acceso a una amplia gama de textiles orgánicos, incluidas opciones ligeras adecuadas para prendas delicadas (como la batista) y tejidos más pesados ​​adecuados para prendas de abrigo y tapicería (como la lona).

Manipulación y costura

El manejo y la costura del algodón orgánico no difieren del algodón convencional. Las distintas marcas y líneas pueden tener una textura ligeramente distinta, pero esto no tiene nada que ver con que la tela sea orgánica o convencional.

En última instancia, trabajar con tejidos orgánicos no se trata sólo de superar los desafíos percibidos; se trata de adoptar un enfoque sostenible y ético para la producción y el diseño textiles, allanando el camino para una industria más responsable y consciente del medio ambiente.

Leer más:
¿Qué hace que la tela sea orgánica?

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